August 5, 2019
The Council of the Native American and Indigenous Studies Association (NAISA) expresses its deep concern regarding the situation of Indigenous children, adults and families seeking asylum and refuge outside Mexico and Central America. As is already internationally known, they have been subject to violent and inhumane maltreatment on Guatemala-Mexico and Mexico-United States borders. In this regard, we echo what was recently denounced by Maya scholars in their “Open Letter” (May 31, 2019) to the governments of the United States, Mexico, and Guatemala. As stated in their letter, “Since December 2018, five Maya children have died under the custody of the U.S. Department of Homeland Security at the U.S.-Mexico border, and one under the custody of the Mexican immigration officials in Mexico City.” This situation calls for an immediate action of reparation by the states involved in these unfortunate events as well as an effective investigation of these and other abuses, especially by international human rights organizations.
In compliance with our mission as a scholarly organization dedicated to Indigenous knowledge and ethics, the Council condemns the exercise of state violence against Indigenous children, adults and families who already suffer from social, economic, cultural and racial inequality in their countries of origin. We urge governmental and non-governmental agencies from the region and the larger international community to guarantee the fundamental human and civil rights of Indigenous children, adults and families; to prohibit the racial profiling, incarceration, and criminalization of asylum seekers; to facilitate humanitarian emergency medical aid in the case of asylum seekers who have endured bodily and psychological traumas during this process; to immediately stop the practice of fostering or “adopting out” detained children by U.S. families; to halt the dismemberment of Indigenous families; to facilitate the reunification of children with their parents or caretakers; to ensure that Indigenous asylum seekers are provided with the human and technological means for interpretation in Indigenous languages in immigrant detention centers and courts, as demanded by Article 13.1 of the U.N. Declaration on the Rights of Indigenous Peoples; to ensure that Indigenous asylum seekers are granted their right of due process; and, above all, to respect and protect their linguistic, cultural, physical and spiritual integrity in compliance with Indigenous Rights and universal humanitarian principles.
Furthermore, we remind the United States, Mexican and Guatemalan authorities that their nation-state “borders” have been set on Native or tribal lands. For that reason, they should stop the militarization of these territories as well as any form of intrusion that undermines the principle of self-determination and disturbs the collective life of the Indigenous Peoples on their lands. Finally, it must be highlighted that the countries involved in the ongoing deployment of border violence are either signatories or supporters of the U.N. Declaration on the Rights of Indigenous Peoples (2007), the U.N. Convention on the Rights of the Child (1989), the Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women (1979), the U.N. Protocol Relating to the Status of Refugees (1967), and the U.N. Universal Declaration of Human Rights (1948). Therefore, we urge them to act accordingly.
As an academic organization that brings together an important community of Indigenous and non-Indigenous scholars from the aforementioned regions, we express our firm support to our members who are enduring the suffering of their Peoples. We invite all of our members and other scholarly societies to demand that state authorities and agents cease inflicting ill treatment against Indigenous children, adults and families and that they remain nationally and internationally accountable for their actions on the borders of the United States, Mexico and Guatemala.
Respectfully,
Council of the Native American and Indigenous Studies Association
5 agosto 2019
El Consejo de la Asociación de Estudios Nativo Americanos e Indígenas (NAISA, por sus siglas en inglés) expresa su profunda preocupación con respecto a la situación de niñas y niños, personas adultas y familias en busca de asilo y refugio fuera de México y Centroamérica. Como ya es sabido internacionalmente, dichas personas han sido sometidas a maltrato inhumano y violento tanto en las fronteras de México-Guatemala como Estados Unidos-México. En este sentido, nos hacemos eco de lo que recientemente fuera denunciado por académicas y académicos Mayas en su “Carta Abierta” (31 de mayo de 2019), dirigida a los gobiernos de Estados Unidos, México y Guatemala. Como se afirma en dicha carta, “Desde diciembre de 2018, cinco niños Mayas han fallecido bajo la custodia del Department of Homeland Security de los EE.UU. en la frontera EE.UU.-México, y un niño bajo la custodia de funcionarios de inmigración del Estado mexicano en Ciudad de México.” Esta situación demanda una inmediata acción de reparación de parte de los estados involucrados en estos desafortunados eventos así como una efectiva investigación de estos y otros abusos, especialmente por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos.
En cumplimiento de nuestra misión como una organización académica dedicada al campo de la ética y el conocimiento indígena, el Consejo de NAISA condena el ejercicio de violencia estatal contra niñas y niños, personas adultas y familias indígenas, las cuales ya sufren la desigualdad racial, cultural, económica y social en sus países de origen. Instamos a las entidades estatales y no estatales de la región y de la comunidad internacional a garantizar los derechos humanos y civiles fundamentales de las niñas y los niños, las personas adultas y familias indígenas; a prohibir la discriminación basada en perfil racial así como el encarcelamiento y la criminalización de quienes buscan asilo; a facilitar asistencia médica de emergencia humanitaria en el caso de las personas en busca de asilo que han sobrellevado traumas físicos y psicológicos durante este proceso; a inmediatamente detener la práctica de promover o llevar a cabo la “adopción” de niñas o niños detenidos por parte de familias estadounidenses; a poner un alto al desmembramiento de las familias indígenas; a facilitar la reunificación de niñas y niños con sus padres o seres queridos; a asegurar que las personas indígenas en busca de asilo sean asistidos con los medios humanos y tecnológicos para la interpretación en lenguas indígenas en los centros de detención de inmigrantes o en las cortes, como lo exige el Artículo 13.1 de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU; a asegurar que las personas indígenas en busca de asilo puedan ejercer su derecho a un debido proceso; y, sobre todo, a respetar y proteger su integridad espiritual, física, cultural y lingüística en cumplimiento de los Derechos Indígenas y los principios humanitarios universales.
Más aún, les recordamos a las autoridades de Estados Unidos, México y Guatemala que sus “fronteras” de estados—naciones han sido establecidas en tierras indígenas. En razón de ello, deben poner un alto a la militarización de estos territorios así como también a cualquier forma de intromisión que mine el principio de auto-determinación y perturbe la vida colectiva de los Pueblos Indígenas en sus tierras. Finalmente, debe ser subrayado el hecho que los países involucrados en el actual despliegue de violencia fronteriza son firmantes o han apoyado la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007), la Convención de los Derechos del Niño (1989), la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979), el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados (1967) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) de las Naciones Unidas. Por lo tanto, les instamos a actuar en consecuencia.
Como una organización académica que agrupa a una importante comunidad de investigadores e investigadoras indígenas y no-indígenas de las regiones arriba mencionadas, expresamos nuestro firme apoyo a los afiliados y las afiliadas de NAISA que están sobrellevando el sufrimiento de sus Pueblos. Invitamos a toda nuestra membresía y a otras asociaciones académicas a exigir que las autoridades y los agentes estatales cesen de infligir vejamen a niños y niñas, personas adultas y familias indígenas; y que deben, nacional e internacionalmente, hacerse responsables de sus acciones en las fronteras de los Estados Unidos, México y Guatemala.
Respetuosamente,
Consejo de la Asociación de Estudios Nativo Americanos e Indígenas